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lunes, 2 de enero de 2017

Un poco de ciencia, mucha sociedad

El naranja está de moda.


Los vecinos más observadores se han dado cuenta de que en el último mes las naranjas amargas han desaparecido de los suelos de las ciudades y pueblos andaluces.
Los culpables no han sido precisamente los fabricantes de mermeladas inglesas.
Recientemente se ha sabido que un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla halló el pasado verano, después de varios años de laboriosas investigaciones, una sustancia en la cáscara de la naranja amarga con múltiples propiedades beneficiosas para nuestro organismo, pues nos aporta vitaminas, elementos antioxidantes y fortalece nuestro sistema inmunitario. Según los científicos, dicho compuesto ha conseguido alargar un 50% la vida de ratones de laboratorio.
Parece ser que únicamente tiene un efecto secundario: las personas que abusan de ese principio activo adquieren un tono naranja en su piel y una visión en blanco y negro del mundo, simple y maniqueísta. De ahí el nombre con el que los divulgadores científicos han bautizado el nuevo principio activo descubierto: trumporangina.

Curiosamente este efecto secundario pigmentador es buscado conscientemente por muchos esnobs y damas de la alta sociedad conservadora y rica de todo el mundo, siempre deseosos de seguir las modas más extravagantes, y ha sido el responsable del alto precio que ha alcanzado la antes despreciada naranja amarga y de su desaparición de nuestras calles y plazas.

Grandes multinacionales farmacéuticas y de la alimentación han iniciado una carrera por conseguir el proceso y la licencia de fabricación del nuevo producto. Mientras tanto se dedican a acaparar la mayor cantidad posible de materia prima. 
Ante la nueva situación, muchos ayuntamientos andaluces han comenzado a establecer vigilancia policial para evitar el robo de su ahora preciado fruto. Fruto que, sin duda, aliviará los pesados déficits presupuestarios que soportan.
No menos contentos con esta moda naranja están en España, Albert Rivera y  sus compañeros de Ciudadanos.

Por su parte los científicos sevillanos, tras la publicación de su hallazgo en la afamada revista científica NMO (New Magazine of Oranges), disfrutan de un merecido descanso, (con bronceado natural incluido), en playas caribeñas.









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